martes, 8 de junio de 2010

EL FÜHRER


Es una tarde fría y el cielo parece cubierto por un manto de cenizas...En el aire sólo se respira destrucción y muerte...A lo lejos, los cañones truenan sobre la ciudad en ruinas...Esquivando ráfagas de ametralladoras, y con un brazo herido, corro velozmente hacia el grupo de camaradas que se encuentra cerca del refugio...Los hombres están inmóviles mirando fijamente una hoguera...La luz del fuego da en sus caras...Uno de ellos, como despertando de un sueño, balbuceó: "el Führer ha muerto"...Cuando escuché aquellas palabras sentí el frío de una hoja de acero en las entrañas; caí de rodillas en el barro y por un instante perdí la conciencia de donde estaba...Era como si me hubiesen extirpado una pesada carga del pecho...Miré mi brazo bañado en sangre...el dolor, se había disipado.