miércoles, 19 de mayo de 2010

UNA NOCHE DISTINTA...


Serían las ocho de la noche cuando salí de la casa de un amigo...Afuera, el cielo estaba inyectado en sangre...Enojado por la partida de ajedrez que acababa de perder, caminé por la ciudad desierta...En la esquina de Patagonia y Cervantes vi a una anciana pidiendo limosnas...Su aspecto era lamentable: tenia la cara surcada por mil arrugas y los ojos apagados. De su vestimenta harapienta sacó una mano esquelética para pedirme una moneda. La aparte de mala manera y continué mi camino. Mientras me alejaba soltó una carcajada y gritó:
--Linda noche para que salgan a jugar los fantasmas--.
--No creo en esas tonterías--, contesté sonriendo intentando ocultar mi nerviosismo...

Seguí recorriendo, a paso lento, una calle larga que presentaba la desolación de las tumbas...Lo único que se oía era el aullido del viento castigando las copas de los árboles sombríos...Cuando llegué al largo paredón del cementerio empezó a llover con lentitud...una ráfaga de viento frío acarició mi frente...Todo era silencio...un silencio exasperante...De pronto, la sangre se me heló en las venas; un escalofrío corrió por mi espalda...A mi lado, una sombra oscura pasó velozmente y me dijo algo que no alcancé a escuchar...Avanzó unos metro y se dio vuelta para mirarme fijamente...Era la figura espectral de una joven hermosa; de piel pálida y ojos negros como la noche. Su pelo ondulado color azabache, caía sobre sus hombros en forma de cascada, y tenía un crucifijo de plata que lastimaba los ojos con su fulgor. Me lancé hacia atrás ante semejante sorpresa...y temblando de miedo, le dije:¿quién eres? La mujer, con una voz débil y angustiada, me respondió: "Linda noche para que salgan a jugar los fantasmas" y desapareció.

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