miércoles, 8 de septiembre de 2010

El Duelo...


Los padrinos midieron la distancia. Echaron suertes y le toco disparar primero. Los nervios le hacían temblar la mano. Trató de tranquilizarse pero fue inútil. Entonces levantó el arma y apuntó lentamente hacía su adversario. El ruido del disparo rompió el silencio de la mañana gris; sin embargo, para su desgracia, una silueta sombría emergió del humo blanco del fogonazo. No podía creer lo que estaba viendo...su enemigo más temible seguía en pie a unos pocos metros de él. Ahora se encontraba horrorizado bajo el cañón de su pistola. Malos pensamientos cruzaron por su mente. Cerró los ojos y esperó el final...

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